Existen muchos mitos, creencias y leyendas falsas en muchos aspectos de nuestra vida y la nutrición no está libre de ellas. Es cierto, que como todas las ciencias que están vivas y se estudian continuamente, es normal que surjan recomendaciones que contradigan a las anteriores. Pero eso, sucede cada varios años.
Sin embargo, si hay algo que no ha cambiado es la recomendación de comer frutas y verduras.
Desde 1998, año en que se inició la campaña 5 al día que tenía
como objetivo promover el consumo de 5 raciones al día de frutas y verduras (3 piezas de fruta y 2 raciones de verduras), seguimos insistiendo en el fomento de su consumo, y no solo tenemos que recomendar su consumo, además desmentir a diario los mitos que surgen alrededor de ella y que han calado más en la población en general que los más de 20 años que llevamos promocionando su ingesta.
Afirmaciones como que no se puede consumir algunos tipos de fruta, o que a partir de cierta hora ya no se puede comer fruta, carecen de evidencias científicas. Si tiramos del refranero español nos encontraremos expresiones como "El melón por la mañana oro, por la tarde plata y por la noche mata", totalmente falso.
Hace unos días reflexionaba sobre este tema: ¿por qué es tan difícil desterrar todas estas leyendas falsas? ¿quizás tenemos el enemigo en casa? ¿existen profesionales de la salud que extienden todos estos mensajes? Y si no son profesionales de la salud, ¿por qué hacemos caso de consejos dichos por quienes no lo son?
La fruta es un alimento muy interesante por su contenido nutricional, contienen vitaminas, minerales, antioxidantes, ácidos orgánicos con grandes propiedades. También tiene fibra, que ayuda al tránsito intestinal y un contenido importante en agua, lo que nos ayuda a calmar la sed y rehidratarnos tras un esfuerzo físico o en días de calor.
La variedad es muy alta, los sabores son muy amplios: ácidos, amargos, dulces… También tenemos frutas ricas en grasas esenciales como son las aceitunas, aguacates y coco. Podemos hacer tantas combinaciones que es imposible aburrirse. Además, la gama de colores es muy grande y eso lo podemos aprovechar para dar vistosidad a nuestros platos. Luego, es muy versátil y podemos tomarla de muchas maneras.
En mi caso, desde que he sido madre, he descubierto más maneras de tomar este alimento tan nutritivo.
Ahí van algunas ideas:
Tostadas con frutas: queso crema con arándanos, crema de frutos secos con plátano, aguacate con salmón ahumado.
En tazón o bol: yogur natural con fresas, queso fresco con uvas, queso batido con mango. Láminas de manzana con crema de cacahuete; plátano rebozado con harina de frutos secos, fresas con chocolate 85% fundido.
Frutas en ensaladas, en salsas o compotas, como ingrediente de canapés…
En desayunos y meriendas son una estupenda opción, pero si prefieres como postre también son ideales. Por ej. las frutas ricas en vitamina C como kiwis, naranjas o frutos rojos son muy recomendadas como postre para mejorar la absorción del hierro de las comidas principales.
Ahora me podéis decir lo de vale, su consumo es interesante, etc. Pero es que a mí la fruta me sienta mal, entonces, ¿qué hago?
Es cierto, que, a pesar de ser un alimento saludable, en determinadas patologías, sobre todo las digestivas, la fibra y los compuestos fermentable de la fruta pueden resultar un problema. En ese caso, puede ser interesante tomar la fruta fuera de las comidas, elegir la fruta que mejor os sienten y en una cantidad tolerable. Pero nunca se dejan de tomar, solo buscamos una alternativas para seguir tomándola.
En patologías como diabetes y resistencia a la insulina, habría que hacerlo al contrario, tomarlas siempre acompañadas de otros alimentos para así ralentizar su absorción y de esa manera minimizar el impacto sobre la glucemia.
¿En qué contexto un exceso de fruta puede ser perjudicial?
Por ej, en personas muy sedentarias, o cuando ese consumo de fruta pueda desplazar la ingesta de otros grupos alimentarios importantes. Todo dependerá de cada caso en particular.
Otros formatos como zumos naturales o comerciales, también se desaconsejan, ya que, en este caso, estaríamos quitando la pulpa y dejaríamos libre los componentes de la fruta, como el azúcar naturalmente presente el cual tiene un impacto en la glucemia mayor que cuando se toma la fruta entera, pudiendo aumentar el riesgo de padecer diabetes y resistencia a la insulina. Además, al no masticar la fruta, no nos sacia de la misma manera.
En conclusión, salvo en pocas situaciones el consumo diario de frutas es fundamental si queremos mantener una buena salud y un buen estado nutricional. Olvídate de mitos y leyendas y come la fruta que te apetezca, como te apetezca y cuando te apetezca.
Comments